LAST WEEK
En esta ultima semana, se me amontonan las ideas sobre lo que queria escribir, porque llevo un tiempo sin hacerlo y he tenido -o sufrido- muchos monologos interiores estos dias. Asi que para no divagar demasiado (que nos conocemos...), intentare ser breve y dejar mis impresiones en pocas palabras.
La primera semana que llegue a Londres (en realidad, creo que fueron solo los primeros dias, pero bueno, lo dejaremos en "la primera semana"), me sentia un poco ajena a todo. Es cierto que esta es una ciudad cosmolita, que acoge de buen grado a gente de muy diversos paises, razas, religiones o modus vivendi (y operandi). En breves, lo considerado strange deja de serlo, por estas tierras. La convivencia con gente muy diferente a ti se normaliza en el dia a dia.
Pero, a pesar de todo ello, yo venia a London de vacaciones, a descansar, a ver cosas, pero con tranquilidad, sin presiones. Lo que menos me apetecia era ir a la escuela, aprender ingles. Era el medio para estar aqui. No el fin. Yo esperaba encontrarme con paisanos en la escuela, en clase, en el piso... Pero no fue asi. Asi que me vi obligada a hablar ingles y, no hay nada mas cierto: "necesidad, obliga". Cuando tienes que sacarte las castanas del fuego, te las sacas, porque es lo que toca. No te queda otra.
Yo seguia viendo la Gran City como una ciudad para pasar unos dias, para venir en plan crazy tourist, verlo todo, vivirlo todo, patear las calles, hacer muchas fotos, ir de bares, comprar ropas imponibles... y, despues, volver a casa. Londres era el amante necesario para salir de la rutina matrimonial de Manoland. El amante de paso, al que dejas tirado en la primera estacion de servicio, en cuanto te has cansado de el (un guino para Enci, la misandrica, jaja). Pero no un lugar para quedarte. Nunca un destino.
Sin embargo, hace unos dias tuve una sensacion muy extrana. Salia del metro, la gente se agolpaba para salir todos a la vez, en el mismo segundo. Y en ese instante, un nido de manos, un camino desordenado de pies hacia diferentes lugares, muchas vidas confluian en el mismo lugar del mapa. Y mire las manos de la gente. Y senti que la mia pertenecia tambien a ese nido humano. Que yo era tambien "un poco Londres".
Y me encanto.
Y desde entonces estoy pensando si
quizas
algun dia
cercano
o no
Londres pudiera ser un lugar para quedarse.
(Imposible no divagar... lo siento).