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EL SÍNDROME DEL CABEZUDO

Anoche estuve cenando en La Birosta con Je.*, una amiga de siempre, que hacía ya varios meses que no veía. Estos reencuentros son la leche. Es cuasi-mágico comprobar que, a pesar del paso del tiempo, de las distancias, todo sigue igual. La complicidad, la confianza no se han movido de su sitio. Casi al revés, se han cimentado con el abono del conocimiento mutuo. Así que te sientas enfrente de una tía de veinticinco tacos –igual que tú- que ya poco tiene que ver con la enana de ocho que llegó nueva al cole y a la que hacías trampas en el recreo para que le tocase siempre “pagarla”, como a todo “nuevo” que se precie, hasta que os hicisteis inseparables. Y hablas con ella de mil y una cosas, te sinceras –a ti que tanto te cuesta-, das y recibes consejos –esos que necesitas escuchar de gente como ella- y te papeas unas salchichas de soja, mientras tu contrincante-amiga hace lo propio con su falafel; ello aderezado con unas papas con su correspondiente veganesa. Y aunque no eres especialmente fanática de la cocina vegetariana, y donde estén las frankfurt tradicionales que se quiten éstas, y la veganesa no tenga la gracia huevuda de la mayonesa, la cena te sabe a gloria.

 

Después salís de bares, a escuchar buena música, a drinkear varias birras, y marcáis un objetivo para la noche: conseguir un mechero en propiedad, pero no un mechero cualquiera, no, eso sería demasiado fácil, un mechero que pertenezca a un hombre “en condiciones”. Planeamos la conversación-tipo en cuestión, que tendría que ser una cosa así:

-         Hola, ¿tienes fuego? –pregunta retórica, ya que previamente has debido asegurarte de que el mancebo efectivamente le dé al fumeque.

-         Sí, claro, jeje –respuesta tipo de un tipo medio, mientras piensa: he ligado, he ligado...; si realmente está bueno, su pensamiento podría ser otro, digamos: vaya petarda de pava, a ver si renueva su táctica penosa de acercamiento.

-         Esto... ¿y me darías el mechero? –aquí debes ser firme, de la forma en que lo digas depende el éxito de la operación.

 

En fin, por h o por b, el caso es que no conseguimos el objetivo. Sí conocimos a un grupillo de dos chicos y una chica, peruano, español y francesa-marroquí, con los que estuvimos un rato hablando amigablemente. Pero nada de ligoteo. Ainsss.

 

Antes de conocer a esta gente, me pasó una cosa curiosa. En uno de los bares en los que estuvimos, vi de lejos a un viejo love de hace algunos años. Tenía tantas ganas de saludarle como miedo. Mi amiga: que sí, que sí. Y yo: que no, que no. Pero en cuanto vi que salía por la puerta –creo que él no me vio-, me quedé con las ganas de haberle dicho algo. Puto síndrome del cabezudo...

 

Yo lo llamo así, porque es algo que me ha pasado toda la vida, desde que era pequeña. Ya cuando tenía la tierna edad de dos o tres años y mi padre me llevaba, subida siempre en sus hombros, a ver los cabezudos para las Fiestas del Pilar o del barrio, mi mayor deseo era acercarme a uno de ellos para saludarle. El Morico era mi favorito. Pero una vez que mi resignado progenitor me bajaba de sus hombros y me acercaba para que el cabezudo me diese la mano, a mí me entraba una especie de acojone interior, me revolvía y gritaba: mano nada, mano nadaaa... Y cuando el cabezudo, asqueado, se marchaba, otra vez quería yo que me llevase mi pobre padre a saludarle. Repitiendo de nuevo la jugada.

 

En fin, ese síndrome lo sigo arrastrando a día de hoy. Quiero una cosa, pero cuando veo que la puedo conseguir, me da miedo. Y, finalmente, cuando la he perdido, pienso: joder, qué tonta he sido, tendría que haber hecho nosequé o nosecuantas... Me dijo Je. que a ella le pasaba lo mismo. Pero, ya se sabe: mal de muchas...

 

* No pongo j. para que no haya lugar a confusión (va por ti, Pekesauria!).

11 comentarios

magui -

No me acuerdo de esa tira.

¿Tú te acuerdas del tira-chinas de León, origen de aquel gran mosqueo de infancia?

Desde el absurdo.

ISA -

Weno, por una vez que me inspiro y pongo un comentario... y no es una broma, es una hazaña veridica relacionada con el sindrome del cabezudo.
¿te acuerdas de la tira de la gasolinera de Pierino? muy bueno.
Un beso.

magui sister -

ISA, qué comentario más políticamente incorrecto!!! Todavía estoy pensando en suprimirlo... Menos mal que no soy partidaria de censuras, pero esas bromitas son typical Pierino, no aptas para todos los públicos. Como el "zapatitos nuevos de tacón...". Vos sabés de qué hablo.

ISA -

El otro dia se me acerco un chico que tenia otro sindrome, el de down, con perdon, y me dijo: -que guapa estas, ¿quieres casarte conmigo?, y le dije -no gracias- pero ole tus huevos.
Mas SDD y menos SDC en lo que a relaciones social-sesuales se refiera.

magui matizadora -

Vamos, seguro que se alistaban unas cuantas y unos cuantos también, eh! Que también los hay. Aquí no hay discriminación chechual. Todos somos potenciales víctimas del S.D.C.!!!

magui contestataria -

j., ¿con quién has quedau? ¿con quién has quedau? ¿con quién has quedauuu??? Cuenta, cuentaaaaa... (que me va a dar un atake de ansiedad ;P).

Pekesauria, ¿fundamos una Asociación de Víctimas del S.D.C.? Fijo que se alistaban unas cuantas...

Patty, precisamente encontrar la solución al padecimiento del S.D.C. es lo jodido porque es algo estructural, va en las venas... De todos modos, si se te ocurre alguna sugerencia...

Besos a todos.

patty -

Ese sindrome ya sabia yo que lo tenias...recuerdas q un dia lo hablamos??? q si quiero q me escriba, q si este es un petardo q me ha escrito, aclarate nena, quieres o no quieres, quieres pero te acojona cuando lo tienes...ala, ya le has puesto nombre a tu mal :p a ver si ahora le pones solucion.

Patty

Pekesauria -

Me uno a las víctimas del síndrome. Sí, consuelo de tontas,pero oye, que funciona, jejeje.

J., ¿qué narices va a ocurrir esta semana?

j.. -

XD

me ha encantado lo del síndrome del cabezudo..ya tiene nombre!

XD

por cierto, espero que no me de a mi esta semana..quien quiera saber más que pregunte :-P

besos

magui -

yttel, espero que salgas para siempre de la sombra y me metas muchos más "rollos" como éste. Un placer. Bienvenida a la parte visible y activa del blog.

yttel -

Yo tb sufro ese sindrome, realmente es mas comun de lo que pensamos (me uno a lo de mal de muchas,...). El miedo a lo desconocido, a no saber que consecuencias va a tener esa situacion que se escapa de nuestro conocimiento.Y luego siempre nos persigue con lo que hubiera podido ser y no fue, con escenas inventadas de situaciones imaginarias que nunca llegan a ver la luz, que se quedan para siempre en nuestro pensamiento.
Como hombres/mujeres que somos, tropezamos reiteramente en la misma piedra.
¡maldito sindrome del cabezudo!

P.D. hacia mucho que no escriba, te leia desde la sombra, pero creo que voy a seguir ahi, que menudo rollo te he metido.

Besotes