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AMIGOS INVISIBLES

A pesar de haberme jugado una fortuna en lotería, no me ha tocado ni la postura. Sin embargo, he pasado ya por dos amigos invisibles (uno de empresa y otro amiguil) y aún me queda un tercero. Creo que es el año que en más "amigos invisibles" me he metido. En fin, todo sea por empezar bien el 2009. A todos nos gusta que nos regalen (aunque, como decía Cortázar, cuando te regalan ciertas cosas, tú eres el regalado).

Tengo ganas de Nochevieja, de copear en compañía, de que los invisibles se dejen ver y, ya que nos reunimos, demos un poco el cante.

Feliz Navipeich, amiguitos.

(aunque mañana trabajo, como buena pringada woman que soy)

DEL ESPÍRITU NAVIDEÑO Y OTRAS MILONGAS

Resulta que la semana que viene es Navidad. Que la semana siguiente, Nochevieja. Que las calles se llenan de luces, que nuestro gaznate se llena de turrones y mantecados, que algunos "vuelven a casa, vuelveeen" y llenan la casa de recuerdos, que todos nos obligamos a hacer balance del año y a llenar la agenda 2009 de nuevos propósitos bienintencionados y no por ello más factibles. No escarmentamos.

Dicen que el índice de depresión aumenta en España un 40% en estas fechas.

Yo sigo igual, espíritu navideño inexistente, cansada de trabajar, con ganas -léase "necesidad"- de descansar, de tumbarme en el sofá a ver la tele en pijama. Algún bodrio de sobremesa o similares, que me dé ideas para escribir, argumentos que desfigurar en un papel. Hacer papiroflexia o mirar por la ventana. Mirar los ojos de los niños en el parque. O retomar el libro prestado que llevo entre manos desde hace un tiempo y que voy leyendo a trompicones en los descansos del trabajo, en el autobús o en el baño.

Tengo bastante olvidado el Plan General Contable y no tengo muchas ganas de releerlo para elaborar la Cuenta de P y G de este año escurridizo cuyos últimas migajas rebañamos. Además, los villancicos de fondo no me dejan concentrarme.

Ro-po-po-pon

Ro-po-po-pon

Ro-po-po-pon

 

Maldito Raphael.

Lo dicho, que no escarmentamos.