EN LA COLA DEL SUPER
Me encuentro en la cola del super con mi jefa y en su carro: pizzas, precocinados Frudesa y compresas con alas. Ante semejante panorama, la gente pierde su autoridad, imaginarte a tu jefa calentando en una sartén su arroz Frudesa o colocándose con esmero las Ausonia hace que pierdas todo respeto posible. Te citará el lunes en su despacho y te dirá, con cara de frustración sexual, que estás incumpliendo los parámetros, que tu productividad está por debajo de los objetivos... pero tú has visto que se alimenta de fast-food y usa detergente de marca blanca y todo lo que te diga, te hará gracia. Porque, en el fondo, sabes que es una de las tuyas, que se emborracha cada finde y tiene un novio seta que le sostiene el cachi en los conciertos donde ella se desfasa y se transforma en otra que no es ella, y salta e imagina desafíos fuera de su alcance. Y el lunes, en la oficina, vuelve a su realidad, a los parámetros incumplidos y a las respuestas fáciles, al saber estar y la amabilidad de manual de protocolo. Y vuelve a respirar H2O de oficina y ambiente de invernadero y la gente le dice que sí, que tiene razón en todos sus planteamientos y ella se siente segura, con sus Ausonia con alas, a prueba de subordinados falsos y novios seta.
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